martes, 4 de diciembre de 2007

La Vida da vueltas - Capitulo 5

Parte 5 de 6

CONFESIONES

Luego de las primeras consultas, César se sentía más aliviado, pero empezaba a entender que ciertas cosas no lo iban a abandonar jamás, la sensación del hambre, el recuerdo de la sangre rodeándolo en aquella pradera lejana. Lo habló y no se le fue de la mente, entonces se lo tragó. Y sentía que lo consumía por dentro. Pero las pastillas que tomaba asiduamente tenían efecto, a veces, y realmente creía que podía mejorar.
-Lo que pasa es que el Doctor me pregunta cosas de cuando era chico, le contaba César a su compadre de armas, y a mí eso no es lo que me da pesadillas, no sé si va a dar resultado esto.
Su amigo era, ahora, su último eslabón de humanidad, si no fuera por él, estaría en la calle (tenía un buen pasar económico y en los últimos meses era quien le bancaba la pensión y la comida) y si nos alejamos un poco en el tiempo fue quien más de una vez le salvó la vida en las trincheras. Era su ángel guardián, diría César, un pobre diablo diría quien lo viera por la calle.
Entonces Rodolfo, su amigo, se transformó en su Psicólogo, en realidad en su confidente, en alguien en quien contarle sus más oscuros secretos.
Entre mate y mate César se estaba abriendo cada vez más, pero lo que contaba lo asustaba.
Y así, tuvo un tiempo de paz.
Pero no duraba mucho, las pastillas que tomaba le daban terribles dolores de estomago y a veces las tenía que dejar. Igualmente los sueños no lo abandonaban, solo en algunas ocasiones no lo atormentaban tanto.
Rodolfo comenzó a estar cada vez con peor cara, demacrándose con cada visita de César, fue en una de esas visitas cuando César se dio cuenta de lo que pasaba y pensó en dejarlo de ver, no por abandonarlo, sino porque entendía que con cada visita su amigo empeoraba.
Su amigo diría:
-César sueña, sueña cosas feas, cosas inexplicables, cosas que sólo un veterano puede entender, la guerra, la muerte, el odio y la sangre es lo que te mantiene vivo allá en combate, pero acá eso es lo que te entierra.
Las visitas fueron cada vez más espaciadas hasta que, en el transcurso de unos meses, se dejaron de ver.Y así, a fuerza de soledad y a causa de la falta de medicación, los sueños, o pesadillas, se volvieron más frecuentes y más reales.

Continuará...

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